jueves, 20 de junio de 2013

EL DISCO DE LA SEMANA

RONNIE VON: A Máquina Voadora (Polydor, 1970; reedición en CD de Discos Mariposa, 2006).
Ronnie Von fue un joven prodigio lanzado al estrellato con una versión de los Beatles y de carrera orientada tanto a la música como a la televisión, un ídolo juvenil en Brasil, y como tantos otros en el transcurso de la década de los 60 terminó abrazando, aunque fuera brevemente, la psicodelia y la moda hippie, facturando un par de LPs que son pequeñas joyas del género. Aunque no totalmente implicado en el movimiento Tropicalia, esos discos muestran algunas interesantes influencias de la música brasileña aunque fundamentalmente son colecciones de canciones de pop bañado en una magnífica producción y de ambiente psicodélico importado directamente de Estados Unidos y de Inglaterra.
A Máquina Voadora abre el disco con grandes expectativas: batería llena de groove, teclados y orquestación de fondo, e irrumpe la estupenda voz de Ronnie Von en una pieza que se enriquece aún más con vientos, un estribillo pegadizo, líneas de bajo prominentes, ambiente psicodélico en general... (curiosamente la letra habla de una brillante máquina voladora y Ronnie Von llegó a ser cadete de la Fuerza Aérea y pilotó aeronaves!). Baby De Tal le sigue y confirma esas expectativas pero girando sorprendentemente hacia otro estilo muy alejado, el soul orquestado, calmado, y con algunas inflexiones de smooth jazz (las líneas de guitarra y el piano, sobre todo), tan cercano a la bossa propia del país del intérprete. Verâo Nos Chama es una pequeña obra maestra del pop 60's, lo tiene todo: ritmo lleno de groove, comienzo arrollador con guitarras Fuzz y teclados, irrupción de vientos, letra y ambiente contagioso y luminoso. Y sólo llevamos las tres primeras del disco...
Seu Olhar No Meu nos cambia de rumbo de nuevo. Una orquestación da paso a una relajada melodía sobre la que la voz de Von, tamizada por un efecto distorsionador muy psicodélico, va desgranando las letras muy al estilo de Donovan, influencia que no es la única vez que aparece en la obra. Imagem retoma el rock hippie reforzado con dramáticas cuerdas al estilo de A Máquina Voadora y en la que aparece la guitarra eléctrica aquí y allá soltando ácidas notas. Continentes E Civilizaçôes arranca con Ronnie narrando algo así como una historia de cruce entre civilizaciones (existen teorías históricas alternativas sobre egipcios, fenicios y otras culturas de la Antigüedad cruzando el Atlántico en sus viejas naves y llegando hasta América...) sobre una base acústica de guitarra a la que se suma el órgano, para arrancar cerca de los dos minutos una potente instrumentación y terminar de nuevo con una bella melodía a la que se suma una flauta. Toda ella me recuerda enormemente al Atlantis de Donovan, y seguro que no es una simple coincidencia...
Viva O Chopp Escuro es otra maravilla de rock hippie que arranca con esa guitarra afilada muy presente en todo el disco y bajo un ritmo animado pero contenido, guiado por el piano y una base rítmica omnipresente y llena de potencia y groove, mientras que Enseada, otra composición ajena, es una bonita y tranquila pieza que combina aires de bossa nova, lujosa orquestación, guitarra jazzística y letras de evocación del mar y atardeceres idealizados narradas por la gentil voz de Ronnie Von.
Tema De Alessandra (que era el nombre de su hija) es otra de esas canciones de pop psicodélico orquestado de melodía de inmediato pegadiza con arrebatos furiosos de guitarra ácida y efectos de eco en la voz, épica pese a su corta duración. En Águas de Sempre aparece de nuevo esa guitarra de aires jazz que navega por la canción embelleciéndola  en otro esfuerzo de producción notable y Cidade es pop tremendamente orquestado y olvidable, no es una propuesta tan juvenil, fresca y dinámica como muchas de las otras canciones del LP, cosa que quizá no tan curiosamente se repite en las piezas no compuestas por el propio Ronnie Von.
Você De Azul (II Tema De Alessandra) cierra el disco y es una pieza arrebatadoramente bella, psicodélica, con una flauta que va recorriendo la melodía de forma natural y un fraseo de guitarra Fuzz muy límpia que se repite una y otra vez hasta el infinito. No puedo imaginar otro final mejor y que deja con ganas de más. ¡Magnífico tropicalismo!
David

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